30 septiembre 2007
¿Quién es Jesús para mí?
Pero quizás más que revelarnos a Dios lo que ha hecho con su persona ha sido descubrirnos quiénes somos nosotros. Así pues si Jesús es Dios, todos somos Dios, pero el Dios de Jesús, es esa realidad más intima que nos sale por los ojos y por la vida cuando vivimos desposeidos de poder, pero con mucho amor, cuando no vivmos para ser servidos sino para servir, cuando vivimos con mucha solidaridad, con mucha sed de justicia, de salvación en toda nuestra acción, de liberación, de transparencia en la comunicaión y con mucha comprensión, haciéndonos el otro como Dios se ha hecho desde siempre el otro, poniéndonos en la piel del otro.
Me molesta cuando se habla de Jesús como el hijo único de Dios, como el único salvador del mundo y como el Dios hijo, en lugar del hijo de Dios y el hijo del Hombre, como él quería que lo llamásemos, como todos lo somos aunque no lo vivamos en cosecuencia, pero que el vivirlo puede dar mucho sentido a la vida.
02 septiembre 2007
La importancia de los mitos
Hoy decimos "eso es un mito" para decir que es un cuento o una mentira. El pragmatismo a ultranza, el utilitarismo técnico de la ciencia, el racionalismo secante y la superficialidad de la historia, nos están llevando al borde de la destrucción de nuestra humanidad, a la corrupción de nuestras conciencias, y a la explotación impune del hombre y de la mujer tanto a nivel personal como social.
Herederos de una cultura occidental racionalista hemos considerado al mito como a algo engañoso, falso v erróneo. Y sin embargo desde hace unos cuantos años algunos estudiosos han llegado a la conclusión, a la misma que ya llegaron los pueblos primitivos, de que los mitos son algo real e importante, son una historia sagrada tan real como la historia científica. Es la profundidad de la historia, del cosmos, del mundo, de la humanidad. Es la hondura que tanta falta nos hace para liberarnos de las lacras que hemos anunciado más arriba.
Otra cosa es que debemos saberlos leer de nuevo con nuevos ojos en cada época y saberlos interpretar para el fin que fueron escritos o simplemente relatados.
Con el menosprecio de los mitos hemos perdido nuestra propia identidad. ¿A quiénes les interesan los mitos aymaras, quechuas o guaraníes? Sólo a los propios pueblos originarios y a algunos investigadores, Y sin embargo allí está nuestra historia sagrada, nuestro origen, nuestra identidad, como también hoy lo está en
El menosprecio de los predicadores de
Por otra parte
Por siglos de descuido, de olvido, de desprecio del símbolo y del mito el pueblo sencillo se vio privado de
Los mitos no se contraponen a la ciencia ni a la historia, no hay que acabar con los mitos, sino todo lo contrario, estudiarlos, reinterpretarlos, pues iluminan la realidad y la hacen transparente al dar a ésta la profundidad que muchas veces se merece.
Publicado en Opinión el sábado 27 de noviembre de 1993