02 septiembre 2007

La importancia de los mitos



Hoy decimos "eso es un mito" para decir que es un cuento o una mentira. El pragmatismo a ultranza, el utilitarismo técnico de la ciencia, el racionalismo secante y la superficialidad de la historia, nos están llevando al borde de la destrucción de nuestra humanidad, a la corrupción de nuestras conciencias, y a la explotación impune del hombre y de la mujer tanto a nivel personal como social.

Herederos de una cultura occidental racionalista hemos considerado al mito como a algo engañoso, falso v erróneo. Y sin embargo desde hace unos cuantos años algunos estudiosos han llegado a la conclusión, a la misma que ya llegaron los pueblos primitivos, de que los mitos son algo real e importante, son una historia sagrada tan real como la historia científica. Es la profundidad de la historia, del cosmos, del mundo, de la humanidad. Es la hondura que tanta falta nos hace para liberarnos de las lacras que hemos anunciado más arriba.

Otra cosa es que debemos saberlos leer de nuevo con nuevos ojos en cada época y saberlos interpretar para el fin que fueron escritos o simplemente relatados.

Con el menosprecio de los mitos hemos perdido nuestra propia identidad. ¿A quiénes les interesan los mitos aymaras, quechuas o guaraníes? Sólo a los propios pueblos originarios y a algunos investigadores, Y sin embargo allí está nuestra historia sagrada, nuestro origen, nuestra identidad, como también hoy lo está en la Biblia, si la leemos como el auténtico mito que es. El mito judeo-cristiano.

El menosprecio de los predicadores de la Biblia por los mitos de los pueblos nativos ha ocasionado un daño inconmensurable. El pueblo sencillo en esos 500 años al olvidar sus mitos ha perdido la memoria de si mismo, ha seguido repitiendo los ritos ancestrales, pero sin el respaldo de sus mitos ya olvidados.

Por otra parte la Biblia se ha presentado más como un libro histórico que como un mito y así hemos matado el alma de la Biblia, haciéndola competir con la ciencia y la historia científica.

La Biblia no es un libro de historia ni de ciencia, ya que su lenguaje no es un lenguaje lógico, racional, científico sino un lenguaje simbólico, el cual es el único capaz de comunicar la profundidad de las cosas, es el mito por excelencia del cristiano.

Por siglos de descuido, de olvido, de desprecio del símbolo y del mito el pueblo sencillo se vio privado de la Biblia, con catecismos memorísticos, mientras los teólogos se debatían en discusiones estériles, ininteligibles e inútiles, como el sexo de los ángeles, o la creación de la nada en contraposición con el evolucionismo, o sobre la virginidad física de María, la existencia del infierno, del purgatorio o de limbo.... Y por esa confusión entre lo mítico y lo histórico o lo científico y lo simbólico han habido guerras, excomuniones, hogueras, dogmas, herejías, y hasta en un tiempo crímenes horrendos y torturas.

Los mitos no se contraponen a la ciencia ni a la historia, no hay que acabar con los mitos, sino todo lo contrario, estudiarlos, reinterpretarlos, pues iluminan la realidad y la hacen transparente al dar a ésta la profundidad que muchas veces se merece.

Publicado en Opinión el sábado 27 de noviembre de 1993

4 comentarios:

Anónimo dijo...

q mierda es esa

Anónimo dijo...

q mierda es esa

Anónimo dijo...

muy bueno en verdad muy bueno
no es mierda ni que nada el que dijo eso es un idiota

Anónimo dijo...

Muy buena tu información te felicito. Paginas como esta si valen la pena. no ninguna mierda